Hace unos días leía sobre los “nazis del idioma” y su movimiento de inquisición y presenciaba un desacuerdo entre lo que es correcto e incorrecto según el Santo Diccionario de la RAE y me di cuenta de quedetesto cordialmente a la RAE. Mi amor por el español y su gramática, basada en nuestro “desordenado” ser no puede admitir que este idioma sea normado por leyes draconianas. Reconozco que somos tan desorganizados que algunas reglas tenemos que respetar. Además, cada vez que alguien agrega una s al pasado de la segunda persona del singular siento que pierdo un año de vida. Pero hasta ahí.Los idiomas evolucionan todos los días y no podemos esperar que S.A.R. Doña Rae sea omnipresente o tenga oído biónico para contar con su venia para emplear correctamente una palabra recién acuñada. Igualmente, anglicismos, galicismos y demás itsmos tienen cada vez menos sentido en una sociedad globalizada: no necesito que Don Camilo José Cela o Don José María Pemán me autoricen, vía Ouija, el uso de “postear” o “forwardear”.
Adicionalmente, he desarrollado una especial animadversión hacia los “Generales en Jefe” de la RAE: una cosa es la corrección gramatical y los horrorosos errores ortográficos: debe existir un mínimo respeto por la lengua que ya dejó de ser de Cervantes para convertirse en nuestra y otra, muy diferente, esgrimir las “Leyes de la Academia” para excluir, por ejemplo, la igualdad de género en nuestro idioma. Normas que en realidad son mucho menos férreas si consultas el DRAE que si eres víctima de un gendarme del español.
En mi opinión, utilizar a la Academia como excusa para no admitir el uso de un término en su género femenino, por considerarlo redundante, puede que sea correcto, mas no me parece justo. Este diccionario acepta “abogado” y “abogada”, pero hay a quien le parece inútil su utilización conjunta.
¿Cómo olvidar a las mujeres, que ayudadas por muchos caballeros han luchado para que se reconozca que podemos hacer las mismas cosas, y hasta más, que los hombres? Entonces. ¿por qué tenemos que conformarnos con que las profesiones sólo se llamen por el género masculino? Sé que es ocioso, repetitivo, redundante, fastidioso y todos los osos los discursos que parecieran querer llenar espacios al decir “niños y niñas” y que “niños” los incluye a ambos. Pero la culpa es de nuestro idioma, que define géneros según la letra final. ¿Por qué no hay un “Damas” y “Caballeros” para cada cosa? (sí, sería medio ridículo y hasta poco económico).
Sin embargo, existen varios casos de palabras “unisex”: como “Presidente”, que en mi opinión es bastante neutra porque admite tanto “el” como “la” como artículos. Igual pasa con “Juez”, “Policía”, “Votante”, “Pobladores”, etc. En mi opinión decir Presidente y Presidenta resulta ocioso porque “presidente” (y todas esas palabras terminadas en “e”) suena bastante neutro.
Personalmente, me alegro cuando dicen Abogados y Abogadas. Lo de ciudadanos y ciudadanas me tiene sin cuidado ya que la ciudananía es un derecho con el que nacemos sin importar el sexo.
Me llama la atención que en esta sociedad hispanoparlante tan machista nadie haya protestado porque la profesión “Publicista” termina en a y pudiera ser sólo del género femenino. No oímos a nadie presentando: -“estimados publicistos y publicistas”, ¿No? Así me siento con respecto a “miembros y miembras” En inglés han resuelto el asunto de la igualdad de género de una manera muy inteligente: en lugar de usar como prefijo “man” o “woman”, usan “person”. Porque al final eso es lo que somos todos, ¿no? Personas. Sin embargo, son bien cuidadosos con los pronombres, dicen “he or she” (él o ella) y el plural, “them” (ellos) es completamente neutro. Pero no conozco mucho de su academia de la lengua. Debe ser porque no tienen: sabios, ¿no?
¿Conclusiones? No tengo. Si Ana María Matute, Arturo Pérez Reverte y Antonio Muñoz Molina no me dan permiso para usar redundancias ni neologismos, pues los obedeceré, siempre que me lo prohíban personalmente. Por lo demás, seguiré tratando al español como lo que es: una lengua viva que nunca dejará de evolucionar y cuyas reglas escribimos quienes la usamos todos los días. Y no: no soy filóloga ni lingüista (por si acaso se me fue un gazapo).
Muchas gracias por leer y comentar, Rocío!
saludos.
Hay que ser más que iconoclasta y estar consumido por el relativismo para escribir todas estas sandeces. Hay que ser ignorante por gusto, lo que vendría siendo lo mismo que ejercer l brutalidad por deporte. Esperemos que sus lectores no le agarren el mismo gusto a ese jueguito de hacerse el original a cualquier precio. La importancia de conservar la unidad y la integridad de un idioma se puede entender al ver que las ciencias usan idiomas muertos que por eso mismo no han sufrido mutaciones, para que las cosas y sus conceptos sean universales. Y si la RAE hace constantes recomendaciones es prueba de que sí están permanentemente atentos a los cambios que imponen los usos modernos del lenguaje, y, gracias a esas recomendaciones la RAE contribuye a que el idioma castellano mantenga la mayor universalidad posible y, por tanto, su utilidad y poder idiomático. Así que no promueva la ignorancia deportiva y el relativismo anarquista señora Padrón.
Estimado Señor Sin Rollos ni Complejos: Agradezco su lectura y su opinión. Entiendo y respeto que no le guste cómo promuevo la ignorancia. Por favor, entienda y respete que no me agradan los comentarios anónimos.
Saludos.
Puedo adivinar a qué conversación te refieres. Y si bien estoy de acuerdo contigo en muchas cosas, y no soy la más apta para defender el idioma por desconocimiento del mismo, también creo que no se puede forzar es uso de éste según caprichos particulares. Si los que esgrimen la espada de la defensa de género en el idioma consideraran que no se trata sólo de "cambiarle el sexo" a las palabras que originalmente "masculinas", abogarían también por ese cambio en el caso contrario…como bien dices, ya estaríamos discutiendo el uso de "publicista" y "publicisto", "periodista" y "periodisto", "equilibrista" y "equilibristo"…y así tantos ejemplos como nos permitan las palabras "femeninas" existentes.
Si bien estoy de acuerdo en que nuestro idioma es una lengua viva, y yo misma defiendo el uso de palabras como "plusear", "hangoutear" (aunque suene horrible, es divertido), "DM" en lugar de "mensaje privado"…también creo que muchas de las personas que abogan por un cambio en nuestro idioma, ni siquiera conocen los recursos al alcance de su mano para hablar o escribir un poco más correctamente, a veces desconocen la diferencia entre una S, una C y una Z, dicen "haber" en lugar de "a ver". Mi defensa particular no es en favor de la RAE, sino en contra de la mediocridad. Si pretendes cambiar el idioma, por muy válido que sea el argumento, aprende al menos a escribir o usar correctamente el que existe.