Para detener la “acometida” de horrores ortográficos, aquí les dejo otra lista de dudas comunes:
Los verbos terminados en “zar”, cuando llevan “e” en su conjugación la “z” se convierte en “c”: rezar, recen. gozar, gocen.
Los diminutivos son con “c”, no con “s”: Café, cafecito. Carmen, Carmencita. Abusador, abusadorcito. Lazo, lacito.
A veces puedes usar “de qué”. La regla es fácil: para saber si escribir qué o de qué, házte la pregunta. Por ejemplo, en “me di cuenta de que a Alicia le gustaba el chocolate”, pregúntate “¿de qué me di cuenta?” (sería raro preguntarte ¿”qué me di cuenta”? ¿verdad?)
Porque y por qué. Por qué se usa cuando quieres saber algo. Porque cuando lo respondes. ¿Por qué no me llamaste? Porque no tenía tu teléfono.
Confieso se escribe con s. Confiezo no existe.
“Capaz” no es sinónimo de “a lo mejor” ni de “quizás”. Utilizado así es, según los entendidos, un barbarismo. Para mí es una barbaridad.
No existen palabras como “comistes”, “escribistes”, “supistes”, etc. Nada de eso lleva s al final. “vistes” lleva s cuando se refiere a “vestir”, no a “ver”: tú vistes una camisa de Selemar.
A la final es un barbarismo (barbaridad). Es “al final” (además es más corto). Sin embargo, leí que fue aceptado por la RAE.
Las palabras que terminan en z no llevan acento en la última sílaba: feliz, matiz, tapiz, etc. no llevan acento (ortográfico, o sea, tilde).
Casa, de casamiento y de hogar es con s. De “atrapar un animal” es con z: caza.
Osea no existe. Existe “ósea” (referido a los huesos). O sea que se dice “o sea”. ¿me explico?
Finalmente, “sé”, sé de saber lleva tilde, ésa está fácil: “no sé”, “ya sé”. Si escribes “no se quita”, no lleva.
(este último párrafo es una contribución de David Castellanos)